domingo, 29 de noviembre de 2015

Ecos del Pasado. "De sobra mostré que podía volar..."





  Durante la edad infantil, mientras estuve bajo la protección de mi familia pude ser yo misma. La fantasía que crecía en mi interior se elevaba a la máxima potencia creando a mi alrededor mundos exuberantes, apasionados y a la vez apacibles en los que poder vivir y soñar. Allí también habitaban mis hermanos, ellos fueron mi mayor fuente de inspiración, los capitanes  de mi barco pirata, mi refugio.

 Pero aquella maravillosa época duró poco pues a los cinco años fui llamada a filas por la sociedad y reclutada a través del sistema educativo. Durante los once siguientes años que duró mi escolarización ese sistema, aprovechando la vulnerabilidad de la infancia intentó doblegar mi voluntad anulando cada uno de mis intentos, puso especial ahínco en disipar mi esencia ninguneando mis logros, y se mofó públicamente de mis desatinos arrebatándome la dignidad de ser yo misma.




   Fueron los peores años de mi vida, cada día una tortura.  Pájaro feo indigno de pertenecer a su especie, enjaulado y castigado por no parecerse a los demás. De sobra mostré que podía volar pero en pro de la homogeneidad me cosieron las alas y me obligaron a caminar al ritmo del rebaño.




  Niña alegre y extrovertida que tornó melancólica. Con mirada perdida tras la ventana imaginaba mundos increíblemente bellos en los que vivir  apartada del resto. "Aquí no hay nada para mí" pensé. No hay espejos que atrapen mi reflejo. Algún día los míos vendrán a recogerme y me llevarán al lugar donde pertenezco.  


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