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domingo, 10 de marzo de 2019

Serendipia, la Cura para la dislexia. "GRATITUD"





Antes de continuar el viaje,  de proseguir mi apasionante aventura, la que me llevará mucho más allá de la palabra dislexia, deseo detenerme en un noble lugar llamado, GRATITUD. 


El agradecimiento, es uno de los sentimientos  que quizá más me asombra pues es una fascinante mezcla de alegría, paz y conmovedora sensación de satisfacción.  Es una combinación de emociones profundas y verdaderas que  se producen en nuestro interior y nos abraza.  Ocurre justo en eses instante, cuando somos conscientes de que otro ser  o una situación nos regala, desinteresadamente, un momento amable que endulza nuestra existencia.


“Tengo tanto por lo que agradecer, a tantas personas y acontecimientos que me han traído hasta Serendipia que podría llenar páginas y páginas con una nueva historia, aunque creo, que ahora seré breve”


Agradezco de una manera intensa y amorosa, a todas esas maravillosas personas a las cuales no tengo el placer de conocer y que con sus composiciones, fotografías e ilustraciones han dado vida, color y emoción  a las palabras que han hilvanado mis textos.

Esta historia y todo mi blogs, no podría Ser sin vuestras creaciones por lo que deseo de todo corazón que por lo menos, mis argumentos sean lo suficiente hermosos y estén a la altura de  vuestra pasión.



En este sentido decir, que solo conozco a la ilustradora de la portada y contraportada de Serendipia. Es una joven muchacha de tan solo 11 años que lleva la grandeza del cosmos dentro de su alma y que derrama, a través de su fantasía y amor, su maravillosa verdad. Gracias hija mía, eres la primera estrella de todo mi universo. Por ti, junto a ti,  G R AC I A S.


Y envuelta con esta dulce melodía del amar y agradecer, necesito dar las gracias a mi pareja, mi amigo, mi marido. Eres el aire fresco que sopla las velas de mi barco, el rayo de luz que se abre paso entre la tormenta y me recuerda, que siempre hay un camino. Gracias por estar ahí, por creer en mí y regalarme esa fuerza inagotable que vive en ti.  


Ahora, no sé cómo decirlo, cómo decirte a ti que lees en este momento  mis palabras, lo que siento al saber que estás conmigo.

Durante toda mi vida, el mundo me dijo que yo no podía ser escritora porque cometía faltas de ortografía. Y pienso, ¡De verdad! ¿Tan importante es la ortografía como para minar las posibilidades y doblegar el alma de una niña?  Toda una vida creyendo que la pasión y el amor que me desgarraba por dentro tenía que quedarse ahí anclado en mis sueños porque no me parecía a los demás. Y pienso, ¡De verdad! ¿Tan necesario es ser iguales y hacer las cosas  de la misma manera, que para conseguirlo les arrebatamos a los niños la alegría de ser ellos mismos?


Toda una vida en silencio y ahora tú, y miles y miles de personas salpicadas por distintos lugares del mundo, escucháis en vuestras mentes y corazones lo que desde niña tengo que decir.

El agradecimiento es una muestra humilde de reconocimiento y amor, por lo que creo que los sentimientos que en este momento inundan mi ser es humildad y  amor por ti.   De todo corazón GRACIAS.  Ojalá pudiera también compartir contigo, esta sensación benevolente que me recuerda que ser uno mismo siempre será el camino más hermoso”


Gracias desde lo más profundo de  mi corazón, a todos mis lectores y a  todas mis lectoras de  España / Argentina / México / Estados Unidos / Colombia / Guatemala / Portugal / Francia / Rusia / Chile / Perú / Costa Rica / Venezuela / Ucrania / Irlanda /  Suecia /  Países Bajos. Y también gracias a ti, si hoy me has encontrado por primera vez.



Por último, deseo agradecer a la magnánima energía universal que en este planeta ha derramado toda su inspiración, que me haya permitido existir y con ello la oportunidad de ser parte y  poder apreciar, la exquisita belleza de cada momento. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

domingo, 24 de febrero de 2019

Serendipia, la Cura para la dislexia. Capítulo Final "Dislexia No Existe"







Aunque al principio, encontré en la palabra dislexia un espejo en el que por fin pude reconocerme, pronto aparecieron reflejos que restaron luz a mi rostro y otra vez, me despojaron de la alegría de ser yo.  


Una parte de mí halló paz cuando el sinsentido de mi agridulce relación con la letra escrita por fin, encontró algún sentido. Todo parecía encajar y con ello la lejanía siempre borrosa, ahora albergaba un nuevo resplandor. Resplandor que me abrazaría y me regalaría la alegría de encontrarme y lo más importante aún, la dicha de poder mostrar a los demás realmente, quien yo era.  


El regocijo de mi hallazgo no duró demasiado al concebir, que la ciencia y la sociedad le habían otorgado a la palabra dislexia el poder de manifestarse a través de un cuerpo cargado de dolor. Un cuerpo levantado con palabras amargas que disfrazaban mi particular manera de abrazar el lenguaje escrito, con vestiduras oscuras, teñidas de enfermedad e incapacidad.  



Pero es que yo nunca me sentí así. Realmente, todas las personas que conozco y que no han encontrado en el lenguaje escrito su mejor aliado, nunca se sintieron así.  Ellos,  ellas, saben que de sobra brillan con luz propia y que no padecen enfermedad o incapacidad alguna y  mucho menos sus maravillosos hijos e hijas.


Tal fue mi desazón al comprender cuan lejos estaba de mí el argumento que mantenía la palabra dislexia, que por algún tiempo estuve enfadada. Enfadada porque de nuevo, aquellos que de niña me tacharon de incapaz y doblegaron mis potenciales, repetían la ecuación y otra vez, ninguneaban  a los hijos del talento en las escuelas  y  peor aún, lo hacían  apoyándose en un argumento aparentemente irrefutable. 



Pasado algún tiempo, aquel enojo sin embargo, propició una serie de cambios en mi aptitud que renovaron mis ganas.  Mi marido, tituló aquella metamorfosis como “El Despertar de la Fuerza”. Yo nunca hubiera encontrado epígrafe mejor que ilustrara aquella fuerza interior.  Mi inteligencia básica me recordó, que la niña que hablaba con la luna, que miraba con amor a las estrellas y tras la ventana soñaba mundos bellos en los que vivir, seguía conmigo, en mí. Siempre estuvo ahí y continuaba siendo hermosa, valiente y dijera lo que dijera la razón humana ella era única, perfecta, valiosa, como lo son cada uno de los hijos del talento.



Y entonces, mi particular Despertar de la Fuerza prendió fuerte mi mano y me ayudó a cruzar el puente.  Y durante cinco años, anduve por caminos increíblemente bellos en los que conocí personas extraordinarias, que me regalaron su verdad. Y traspasé fronteras y allí, en lugares lejanos encontré información valiosa que desde todas las partes del mundo llegaba hasta mí como una bella ofrenda, cargada de conocimientos excitantemente interesantes.   



Aquellos presentes, la verdad y el conocimiento, me guiaron hasta un lugar sin retorno. Una hermosa estancia que me abrazó, que sacudió el polvo que contaminaba mis alas y  bajo sus besos de gotas de lluvia supe, que ya nada ni nadie podría hacerme daño.  Comprendí  que dislexia, no existe.


“Dislexia no existe en nuestras cabezas, dislexia es solo un espejismo que ha tomado forma en las vuestras”

Creéis que quien no puede utilizar el lenguaje escrito como lo hacéis vosotros, sin duda, es porque alberga algún tipo de mutación cerebral incurable. Y no es de extrañar que penséis así, pues el lenguaje escrito es el resultado de la sobresaliente configuración intelectual de la que sois portadores. 


Encontráis orden y sentido en las estructuras lineales, en los  patrones y normas con los que se unen las palabras, las frases y con ellas, eleváis vuestro pensamiento a lo físico.  Vuestras capacidades abrazan la escritura como un medio para encontrar la perfección.  ¡Qué maravilla!   Es como si pudierais realizar un  entrenamiento constante; cuanto mayor es la precisión de la escritura y la riqueza de la lectura, mayor es la simbiosis en la que resuenan vuestros armónicos cerebrales.     


No deseo ser de otra manera a como soy, si fuera así no sería yo, aunque he de reconocer que alguna vez, me encantaría poder bailar la danza perfecta, que las palabras bailan en vuestras mentes.


Aunque si para ello, tuviera que despojarme de una sola brizna de mí, jamás lo haría. Los hijos del talento albergamos el razonamiento tridimensional, el mismo que dio sentido a mentes tan extraordinarias como la de Albert Einstein, que pudo recrear el universo en sus pensamientos. O la de Stefan Hawkins, que no necesitó ni si quiera de su cuerpo físico,  para adentrarse con su imaginación  en los agujeros negros.


Hijos con mentes inquietas, osadas, como la de Leonardo da Vinci que logró entender la existencia desde todas sus perspectivas, crear un sinfín de creaciones perfectas y regalarnos su legado. O la de  Julio Verne que  vislumbró los intrépidos futuros por venir y para deleite de la humanidad, lo ilustró en sus aventuras.


Hijos musicales de un universo que vibra en sus acordes eternos, igual que lo fueron Mozart y  Beethoven, que compusieron las sinfonías que desde la tierra enviamos al espacio, para que si hay vida inteligente más allá de las estrellas, conozcan de la grandeza del ser humano.

¿Cómo voy  a creer que en mi cabeza hay algo roto, que no funciona?   ¿Cómo voy a intentar ser diferente a como soy?


   Aunque sé que mi intelecto no vibrará en la genialidad que vibraron ellos, si sé que mi naturaleza ha surgido con los mismos sueños abstractos, atemporales  y con la misma intención, mirar a la nada, sentir y crear.  Aunque sé que ellos viajaron en otro espacio, en otro tiempo y no pude, ni podré compartir ni un segundo de mi vida con su realidad, si sé que parte de su verdad la conozco bien pues compartimos una implacable adversaria, la letra escrita.


¡Qué maravilla! Si pudierais navegar en vuestros pensamientos por un solo instante, en el barco de nuestras mentes. Ojalá tuvierais la oportunidad de despojaros de esas lógicas y esas normas que rigen vuestra razón y que a veces, os encadenan. Es tan hermoso saber de la existencia sin rutas marcadas y dejarse abrazar por todas las posibilidades que nos brinda la vida, que si pudierais sentir como nosotros sentimos lo entenderíais todo, en un instante. 

"El lenguaje escrito para vosotros perfecto, para nosotros es casi como si dijéramos una lengua muerta.  Es una realidad incompleta,  carente de profundidad, de colores y notas musicales que se asemejen a nuestras inquietudes básicas, naturales,  a nuestra melodía interna"


Quizá pusimos demasiado énfasis en hallar las respuestas en las  no posibilidades de la mente humana, herrando el camino. Quizá, para encontrar la verdad sumando y no restando, solo sea cuestión de cambiar la perspectiva y  voltear la ecuación. Quizá, en lugar de creer que es el ser humano el incapaz, podamos hacer la pregunta adecuada, en busca de la incapacidad del invento de la escritura. ¿Por qué el lenguaje escrito, no es capaz de hacer vibrar las mentes profundamente tridimensionales y  abstractas?


Sé que la sociedad y la comunidad científica se demoraran algún tiempo en creer y participar de este nuevo argumento que yo ya veo con total claridad.  Aunque no tengo dudas que ocurrirá pronto, pues la verdad tiene solo un camino. Dislexia no existe,  la grandeza del intelecto human permanecerá por encima de cualquier invento y su razón colectiva, por muy sublime que este sea. También por encima del lenguaje escrito.

“Dislexia no existe, solo es un temor que ha surgido en vuestras mentes, no en las nuestras”

domingo, 10 de febrero de 2019

Serendipia. La Cura para la dislexia. Capítulo X "Serendipia"



Una Serendipia es un descubrimiento afortunado, un hallazgo  valioso que llega de forma  inesperada y que de repente,  te regala algo extraordinario antes no conocido. Un preciado encuentro, que se produce gracias al destino o por casualidad, mientras buscabas otra cosa o quizá, nada.



Mi Serendipia llegó a los 40. Por aquellos entonces creí, que la vida me había obsequiado con todos los elementos necesarios para ser feliz entre ellos, mi hija. Al llegar mi pequeña,  todos los astros del universo pareciera que se hubieran alineado ocurriendo un sinfín de acontecimientos extraordinarios y afortunados. Incluso mi solicitud para entrar a estudiar inglés en la Escuela Oficial de Idiomas, por fin, había sido admitida.




No tengo dudas, lo que me ayudó a seguir adelante fueron los superpoderes que la maternidad otorga a las mujeres pues reconozco, que era un momento complicado. Aprendiendo a ser madre e intentando reconstruir, el puzzle de amor y de vida que mi marido y yo habíamos levantado durante tanto tiempo y en el que ahora, también debía encajar nuestra hija. Pero es que llevaba toda la vida aguardando mi oportunidad de estudiar inglés.


"Cuanto amor por todas partes y aquella puerta, que permaneció cerrada durante tanto tiempo, ahora se abrió y me llamaba, por lo que no pude hacer otra cosa que intentarlo"


Hacía 25 años, que el sistema educativo me había invitado a salir por la puerta de atrás, argumentando, que mejor me buscara un trabajo pues no se me daban bien los estudios. Bueno, ahora entiendo que el problema nunca estuvo en mi capacidad de aprender, sino, en su capacidad de enseñar.  


Estar de nuevo en la escuela, sin duda, iba a suponer otro trago amargo, pero a la vez, creo que recuerdo cada una de las maravillosas sensaciones que tuve sintiéndome válida, capaz y realizando lo que siempre desee hacer, aprender. Fue como si la vida me hubiera regalado la posibilidad de redimirme, de afrontar con la fortaleza de la madurez, la tórrida realidad que me tocó vivir de niña.  


Durante los dos primeros años, aunque conseguí estar a la altura y aprobar, comenzaron a fallarme las fuerzas pues extenuada, por el titánico esfuerzo, comencé a darme cuenta, que se repetían las mismas historias que en la edad infantil.



El tercer curso, lo terminé gracias a los abrazos de mi marido, que llenos de fuerzas renovadas, podría decirse, me obligaron a continuar. La complejidad y exigencias de este nivel, ya más avanzado, no me dejaban apenas ni respirar. En cuanto a las materias orales, nunca hubo ningún problema. Al contrario que toda la clase, hablar en inglés me resultaba sorprendentemente sencillo,  pero la parte escrita no me daba tregua y me martirizaba, fracaso tras fracaso. 



Un día, la profesora me entregó una composición que yo había escrito, casi todas las frases estaban tachadas con bolígrafo rojo. Ella se me acercó, me entregó el ejercicio, guardó unos segundos de silencio y dijo.

– Ana, no entiendo nada, cuando te pregunto en clase o  practicamos la conversación, eres capaz de construir espontáneamente frases complejas, por encima de tu nivel, con una pronunciación muy buena que me hace entender que de sobra conoces las estructuras, las palabras. Y sin embargo, no eres capaz de hacer lo mismo por escrito que supuestamente es más fácil - 


Aquellas palabras, aunque auguraban la sobreatención de una profesora, que implacable no me dejaría pasar una, despertaron y sacudieron con fuerza mis ganas  de conocer acerca de mi adversa relación con la letra escrita. Desde aquel día, comencé una búsqueda sin fin que ilustrara mis preguntas, que diera sentido al sinsentido de mi paso por la escuela y  arrojara luz, al por qué de mi existencia en un lugar aparentemente equivocado. 



Al principio de la búsqueda, encontré mi reflejo en la palabra “Dislexia” que sin duda, afortunado encuentro,  aportó  explicación a alguna de mis experiencias vitales. Aunque mis  ganas de saber y conocer acerca de lo que me hacía diferente a lo demás, me alentaron a viajar mucho más allá de ella. Creo que no fue mera curiosidad lo que me impulsó,  para traspasar los nuevos límites que en el nombre de la dislexia, la sociedad intentaba imponerme otra vez.


Realmente creo, que fue la inteligencia natural que todos albergamos en un lugar muy importante, en nuestro ser. Una sabiduría personal e indestructible, que  valiente conoce de la verdad que cada cual llevamos dentro y que nos impulsa a continuar buscando.  


Hoy, en este momento sé, que mi Serendipia estaba lejos, mucho más lejos de quedarme atrapada entre los razonamientos de los que construyen la realidad de la conocida dislexia.  Mi verdadera Serendipia la encontré, al hallarme a  mí y la fortaleza para no  desvanecerme entre los límites de la razón humana.

“Una vez allí, en Serendipia,  descubrí tanta paz, grandeza y verdad, que no puede acogerla toda entre mis brazos, por lo que decidí, compartirla contigo”




Aunque quizá, lo que te ha traído a ti hasta aquí, no haya sido mi necesidad de compartir, sino tu poder interno, tu búsqueda personal. Probablemente, tu anhelo de encontrar tu propia verdad en la que seas tú quien guíe tus pasos, ha descubierto Serendipia y no va a parar de recordarte, una y otra vez, que eres especial, un ser  único y que estás aquí para disfrutar la vida en total libertad.


domingo, 3 de febrero de 2019

Serendipia. La Cura para la dislexia. Capítulo IX "La Cura"




De niña, aunque mi imaginación traspasaba los límites de lo real multiplicando mis posibilidades, siempre hubo quien doblegó mis ganas y se mofó de mí,  argumentando, que debía de bajar de las nubes, poner los pies en el suelo y dejar de soñar.   Pero ya, cansada de no permitirme soñar, he decidido levantar con mi imaginación una realidad grande, extraordinaria, La Cura de la dislexia. 


Ahora me encuentro aquí,  como siempre, con la mirada enamorada de la nada, volando libre con las alas de mi corazón, intentando construir lo que parece inconstruible. La imaginación, siempre es caprichosa y aunque le marques una ruta, ella te lleva a donde quiere. Yo creí que hoy viajaría lejos, muy lejos, en busca de tan colosal aventura y sin embargo, mis pensamientos se han detenido frente a un colegio cercano.


Tras la ventana de un pequeño despacho, veo una luz tímida que ilumina cálidamente la habitación y el rostro de una mujer, que está acicalando cariñosamente su lugar de trabajo, para recibir  visita. 


Parece ser la consejera de los niños perdidos, de los que crecieron en el país de nunca jamás. Yo también fui una niña perdida, por lo que quizá me he detenido aquí, porque es ella quien deba guiarme hasta donde debo ir. Aunque la verdad, es que  hay algo distinto en su mirada, algo hermoso, sutil, casi inapreciable que me atrapa e impide continuar mi travesía.  


Inundada por la curiosidad de saber qué atesora esta profesional amante de los niños, decido colarme por la ventana, como se cuela la sutil claridad de un día nublado en los hogares.  Desde un rinconcito de la habitación, escondida entre sombras y claros,   percibo como una pareja se acercan y tocan con un  tímido tintineo la puerta – Tik,Tik-  Sus corazones asustados, sin saber que les espera tras el umbral, no les ha permitido anunciar su llegada de forma más contundente.

La orientadora, con una amable sonrisa,  les invita a pasar y sentarse frente a ella-Hola les he citado porque quería hablarles de Hugo –


   En ese momento, la madre de Hugo por debajo de la mesa, aprieta fuerte la mano de su marido, intentando encontrar la fuerza que se le escapó justo al entrar al colegio. Pero solo encuentra otra mano también temblorosa de un hombre, que aunque fue llamado a ser fuerte por su condición masculina, ahora desnudo, sin su armadura, se derrumba ante el nombre de su hijo.  

Sin ser consciente de la historia de amor y  humildad, que sucede bajo la mesa, la orientadora continúa hablando.



  -Les cuento. Al pasar de ciclo, la profesora que ha estado con su hijo en infantil, nos ha pasado un informe en el que nos resume cosas destacadas de él.  


Al parecer, durante estos dos primeros años de escolarización, su pequeño ha sido un niño participativo, espontaneo, alegre, mostrando una imaginación y curiosidad fuera de lo común para su edad. Y al mismo tiempo, ha estado  como abstraído, absorto en su propia tarea, era tal su concentración que a menudo la profesora debía de acercarse y acariciarle un poquito el pelo o la cara, para sacarlo de su mundo y conectarlo de nuevo con la clase.



Otro aspecto que nos destaca su profesora es, que a Hugo no le ha interesado demasiado las actividades que se han enseñado en el aula, él prefería inventar cosas extrañas o pintar, construir estructuras, tararear cancioncillas o simplemente quedarse con la mirada perdida en la nada.     

¿Esto le sucede ahora o es algo habitual?




- Si – contesta tímidamente el padre – Él siempre ha sido así, observador, pendiente de todo y a la vez de nada en concreto. Habitualmente anda realizando tareas que para nosotros resultan raras, pero al parecer para él, son sumamente importantes.
 - Ahora que lo dice- Continúa la madre - Nunca le ha interesado demasiado lo que hacen otros niños, él prefiere estar en su mundo-


-Bueno, el informe de la profesora es bastaste extenso y realmente todo lo que dice encaja con lo que me cuentan ustedes y también con algunos patrones que ya conocemos de estos niños. Si les parece bien,  le voy a proponer al equipo educativo que evalúen a su hijo para que comience el programa de aprendices con cerebro excepcional –



¿Eso qué es? – Pregunta la madre con las manos en el pecho y la voz temblorosa.

La orientadora, que también conoce la pasión de ser  madre,  con un nudo en la garganta y los ojos  casi en lágrimas,  responde ilusionada.


-Ya veo que no lo sabían, les tengo que dar la noticia de que su hijo, parece ser un hijo del talento. La extensa mayoría de los seres humanos nacen y se desarrollan a través de un razonamiento lógico y solo, unos cuantos, son llamados por la naturaleza para ser los portadores de cerebros abstractos y creativos, como su hijo-

- ¿Alguno de ustedes creció con aptitudes parecidas a las de él?-


-Yo – Contesta la madre, sin saber muy bien que hacer, si sonreír o llorar – Durante mi época escolar, la verdad que lo pasé mal, pues me sucedía todo eso que ahora también le sucede a mi hijo, pero en aquella ocasión nadie se dio cuenta que yo era diferente, pensaron cosas absurdas y totalmente distorsionadas que condicionaron su actitud hacia mí – Tengo una pregunta –

- Dígame –
- Nunca pude leer y escribir como el resto de mis compañeros, aquella tarea parecía sencilla para ellos pero para mí fue una autentica tortura ¿Le sucederá lo mismo a mi hijo?-   


- Bueno, ahora quédate tranquila, pues la ciencia y las estructuras educativas, están volcando todo su amor en entender de las maravillosas posibilidades de las mentes artísticas y creativas.

-En cuanto a la lectoescritura,  se ha descubierto, que cuanto mayor es  el interés visual y tridimensional de las configuraciones cerebrales de una persona, mayor es el reto que le suscitará el aprendizaje de la lectura y la escritura.



Esto sucede, porque la escritura se ha desarrollado sobre patrones de estructuras lógicas y lineales, mientras que su hijo parce mostrar una inteligencia dijéramos, casi opuesta, libre de patrones es decir, lateral y divergente-


-¿Qué podemos hacer? Yo no quiero que mi hijo se sienta como yo me sentí cuando me tuve que enfrentar a la escritura; torpe, incapaz, no valida -
- No os preocupéis, desde ahora a vuestro hijo, se le propondrán dos líneas diferentes de trabajo para asimilar la escritura-
- ¿Y cómo serán esas dos líneas distintas de aprender a leer y a escribir?  Pregunta impaciente por conocer, el padre.



-Bueno, tendremos que trabajar la línea común, en la que le enseñaremos  los procesos gramaticales y ortográficos, su importancia, sus construcciones, sus estructuras, etcétera. Antes no sabíamos muy bien cómo hacerlo pero ahora con las nuevas técnicas, metodologías, incluso aplicaciones informáticas que han sido diseñadas para estos aprendices, es más sencillo y los resultados son increíbles.


Al mismo tiempo, lo incluiremos en la asignatura llamada “El arte de la escritura” en la que podrá jugar libremente con las letras, los colores, la música, las formas y  estructuras-


-¡Qué maravilla! Exclama  la madre - Como me hubiera gustado tener yo esa asignatura-
-Sí, ya verás, la verdad que tu hijo va a alucinar con esta manera de trabajar con la letra escrita, le va a encantar.  Podrá dar rienda suelta a su imaginación y también hacer todo lo que se le antoje con las palabras, mucho más allá de los límites, de las estructuras y las normas. La asignatura está orientada, para que además de aprender a leer y a escribir adecuadamente, aprendan a amarla acercándola al máximo a sus formas de ver y entender la realidad.


-Pero hay más. Se le ofrecerá un ambiente más relajado y natural para que tengan mayor libertad de movimiento.  Además, se le liberará de estudiar a través de los libros de texto, para brindarle la oportunidad de acceder a los conocimientos que corresponden a su edad, con programas educativos ideados para encajar con sus capacidades, sus talentos. También,  en cuanto a los exámenes, no tendrá que hacer ninguno por escrito.  


En su lugar, se le orientará para que componga, en cada asignatura, y en cada tema, su propio proyecto, utilizando soportes musicales, artísticos, multimedia o lo que desee.   A modo de examen, para mostrar que ha aprendido la lección, deberá defenderlos y explicarlos a su profesor o profesora y si lo desea, también a sus compañeros.  


- Yo tengo otra pregunta – Dice el padre un poco preocupado – Para esta educación alternativa ¿Se le separará de sus actuales compañeros?
 - No, para nada. Está claro que Hugo disfrutará y sacará mucho más partido a la educación creativa, aunque las distintas vías de enseñanza se les ofrecen a todos los alumnos a partir de este ciclo. En clase, los profesores organizarán las tareas según la línea elegida y brindarán el apoyo necesario a cada alumno. Es más, os cuento, cada alumno, sea cuales sean sus características intelectuales, podrá elegir si desea, evaluarse de una  asignatura o de todas las que quiera, a través de exámenes escritos o por proyectos, como vuestro hijo.


Os sorprendería saber, cuántas familias están optando ya, por darles a sus hijos una educación con mayor aporte artístico y creativo, por lo que vuestro hijo no se va a sentir solo en ningún momento...

Los sentidos de mi estructura física y el tiempo de ese tramposo reloj, comienzan a recordarme que estoy fuera de mí  y aunque me muero de amor por saber cómo continúa la historia de Hugo, debo de abandonar esa habitación, ese colegio y regresar a mi cuerpo.


Pero antes de marchar, dejándome llevar por las luces y las sombras de una cortina, que juega con el aire que se cuela tras la ventana, me acerco un poquito a los corazones de los padres de Hugo.
Reconfortada, compruebo que su latir ha cambiado, ya no hay miedo, decepción o culpa alguna, ahora laten con albores de ilusiones renovadas, de sueños grandes, como los que siempre ha merecido su hijo.


Por último,  la sutil brisa que ha creado el suspiro de paz, que salió desde  el pecho de  la madre de Hugo, me sirve de impulso para llevar mi reflejo justo delante del rostro de la orientadora. 

  "Ya sé, por qué mis ganas no supieron ir más allá de ti, ya sé por qué quedé atrapada en la luz de tu mirada y en tu sonrisa amiga mía.  Atesorabas en tus propias manos el mayor de los tesoros que anhelan la almas de los niños perdidos y más aún  la mía,  La Cura de la dislexia"


“La cura de la dislexia comienza por entender, que no hay nada que curar”

💙Con todo mi amor para una dulce y mágica guía de niños perdidos. Nunca supe, cómo darte las gracias por engrandecer las posibilidades de mi hija, por lo que hoy, lo hago de la mejor forma que sé, a través de la palabra escrita. Gracias, deseo con todas mis ganas, que en un presente cercano, muy cercano, seas tú la primera en entregar la cura de la dislexia. 💙💚💗