martes, 20 de septiembre de 2016

Más allá de la dislexia


   Dislexia será nuestra compañera de viaje durante toda la vida y con ello las dificultades que encontraremos en aquellas tareas que debamos desarrollar a través del lenguaje escrito, pero más allá de la dislexia nos encontramos personas corrientes y a la vez extraordinarias a las que nos acompañan fortalezas, destrezas y características propias que nos definen e identifican.

  En nuestras manos está la oportunidad de transmitir este mensaje a nuestros herederos, un mensaje correcto y positivo,  lleno de verdad, de puertas abiertas y de futuros sin límites. 


  Un mensaje de respeto y admiración a sus diferencias porque son en ellas donde reside su verdadero potencial. Diferencias asombrosas y excepcionales que son ninguneadas por una sociedad que encuentra en lo homogéneo la virtud y en lo diferente algo estropeado que arreglar para convertirlo, de nuevo, en homogéneo.


  Nunca olvidemos que somos diferentes, autores y protagonistas de nuestra propia historia, una historia personal, intransferible y finita que merecer ser escrita en primera persona.   Por ello no debemos permitir que los demás obstaculicen la visión de nuestros horizontes levantando falsos muros y frontera en el nombre de la dislexia y mucho menos en nuestro propio nombre o en el de nuestros hijos. 


  A lo largo de nuestras vidas nos encontraremos con muchos de estos falsos muros que los torrentes socio-educativos levantaran en  nuestro camino; uno de ellos “los idiomas”.

  Algunos colectivos, profesionales e incluso asociaciones  promuevan que los idiomas presentan tal complejidad para los alumnos afectados por dislexia que estos deberían estar exentos de estudiarlos. 

“Una afirmación sin rigor científico ni base lógica alguna”


  En lugar de lavarse las manos y tirar el balón encima del tejado de los estudiantes afectados por dislexia haciéndoles creer que son  ellos los incapaces, deberíamos asumir la responsabilidad de adquirir información y formación correcta para atender adecuadamente la diversidad que muestran. 

"Rompiendo fronteras que otros levantaron en nuestro camino"



  Expertos lingüistas de todo el mundo junto con  las escuelas más reconocidas, una de ellas “El Instituto Cervantes”, nos recomiendan abordar el aprendizaje de un idioma extranjero tal y como lo hicimos con el materno, dedicándole el mayor tiempo posible a las destrezas orales (comprensión auditiva y expresión oral) y de modo progresivo, enriquecer  estas con las destrezas escritas (comprensión lectora y expresión escrita).
  
 "Interactuar en pareja o en grupos  se impone como la metodología más eficiente de aprender un nuevo idioma, por encima de la gramática o el vocabulario que serán utilizadas como vías de enriquecimiento"


  Son pocos los centros educativos que promueven  el aprendizaje de idiomas extranjeros a través de las destrezas orales, la norma generalizada es  favorecer las destrezas escritas siendo estas las que toman protagonismo y a las que se les dedica, tanto en clase como con los deberes en casa, casi todo el  trabajo. 

   Esta tendencia generalizada y demostradamente errónea que basa el aprendizaje en la parte teórica y no en la  práctica, de nuevo favorece una situación de desventaja  entre los hijos e hijas de la dislexia que se ven obligados a aprender un nuevo idioma a través de sus debilidades;  “el lenguaje escrito”


   Métodos y tendencia equivocadas han conseguido confundirnos y es  por ello que desde la edad infantil crecemos creyendo que los idiomas se presentan muy complejos, casi imposible para nosotros asumiendo ¡erróneamente! que son nuestras debilidades las responsables de tal  dificultad.

      “Avanzar en las destrezas orales para abordar las escritas con mayor seguridad”


  Este es el sistema adecuado para cualquier  alumno pero en especial para aquellos que se ven afectados por dislexia. Estos últimos necesitan basar el desarrollo de sus habilidades lingüísticas en las destrezas orales antes de afrontar las escritas.

"Respetando este orden lograremos"
 En primer lugar: Promover un contacto positivo y adecuado a través de las habilidades más notorias en estos estudiantes,    afianzando las bases del nuevo idioma de un modo correcto y duradero.
En segundo lugar: Sentadas las bases orales y desde la participación activa de profesores,  alumnos y padres, podremos  construir métodos y rutinas efectivas que tanto en clase como en casa den normalidad en la atención a sus diferencias y ayuden a minimizar el efecto de dislexia en las destrezas escritas.
  Y por último, no por ello menos importante si no todo lo contrario, estaremos empoderando a estos estudiantes que verán en sus logros y avances como más allá de la dislexia también les acompañan habilidades extraordinarias que les ayudan en otras áreas del aprendizaje y en concreto cuando hablamos de idiomas les ayudaran a ser buenos en las destrezas orales las más alabadas y necesarias para aprender y utilizar un idioma extranjero con éxito.



 Autores y protagonistas de nuestra propia historia, una historia personal, intransferible y finita que merecer ser vivida en primera persona.